Según el análisis de Rick Beato y Jim Barber, el declive del rock comenzó en 1996 debido a cambios en la industria musical. Hasta ese momento, las bandas emergentes competían por creatividad y originalidad, buscando ser descubiertas por las radios locales. Sin embargo, la aprobación de una ley de telecomunicaciones en Estados Unidos permitió a grandes empresas adquirir cientos de radios, centralizando la programación y limitando la diversidad musical. Esto provocó que las bandas comenzaran a sonar todas iguales, acabando con la autenticidad y creatividad del rock.
La Ley de Telecomunicaciones de 1996: El Inicio del Declive
El presidente Bill Clinton aprobó la ley que, en lugar de fomentar la creación de nuevas emisoras, permitió que grandes empresas compraran estaciones ya existentes. Esto resultó en una concentración del control de la música en manos de pocos programadores, lo que acabó con la diversidad musical en las radios. Antes, los DJs y gerentes de programación en cada emisora buscaban nuevos sonidos, creando competencia entre bandas por ser originales. Pero con la nueva estructura, la música se estandarizó.
La Homogeneización del Sonido
Con la nueva estructura de la industria, pocas bandas tenían la oportunidad de ser difundidas, y las que lo lograban comenzaban a sonar iguales. Las discográficas contrataban a los mismos productores y estudios, lo que llevó a que las baterías, guitarras y arreglos sonaran idénticos. Este proceso de homogenización agotó a los oyentes, quienes comenzaron a volver a los clásicos del rock, dejando de lado a las nuevas bandas.
La Corrupción en la Producción Musical
La corrupción también jugó un papel importante en el declive. Los productores musicales comenzaron a cobrar comisiones a los estudios y a alquilar equipo innecesario para aumentar sus ganancias. Como resultado, los artistas, que componían y tocaban la música, recibían cada vez menos compensación. Las discográficas se centraron en producir discos con dos o tres hits para asegurar ventas, dejando el resto de los álbumes con canciones de relleno, reduciendo aún más la calidad.
El Efecto Napster y la Era Digital
Con la llegada de Napster y las descargas gratuitas a finales de los años 90, los jóvenes dejaron de comprar discos completos que solo contenían dos o tres buenas canciones. Esto golpeó a la industria discográfica, que además empezó a utilizar tecnología como Pro Tools y autotune para corregir errores, eliminando la necesidad de contratar músicos talentosos. La creatividad fue reemplazada por soluciones tecnológicas, y la música comenzó a sonar aún más genérica.
El Futuro: ¿Hay Esperanza?
A pesar de este panorama sombrío, en los últimos años ha surgido una tendencia esperanzadora. Rick Beato ha observado un retorno a la música tocada por humanos, con instrumentos reales y mayor complejidad en las composiciones. Este regreso a las raíces musicales podría marcar una nueva era para la música, donde la calidad y la originalidad vuelvan a ser valoradas por la industria y los oyentes.
Este análisis nos deja con la reflexión de cómo la industria musical cambió radicalmente el rumbo del rock, pero también con la esperanza de que la calidad artística pueda resurgir en el futuro.
